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EL ENCUENTRO DE LO UNO Y DE LO MULTIPLE

EL ENCUENTRO DE LO UNO Y DE LO MÚLTIPLE

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 del gran maestro Zen Sekito (Shitou Xiquian, 700-790)

Traducción del inglés por Francisco José Ramos. La traducción y el texto japonés del Sandokai transcrito al alfabeto latino, y que corresponde, más o menos a la traducción, están tomado del libro de Branching strems flow in the Darkness de Shunryu Suzuki, editado por M. Weitsman y M. Wenger, Berkeley, UCLA Press, 1999. También ha sido consultada la traducción hecha por Daido Roschi en el manual litúrgico del Zen Mountain Monastery de Nueva York. La transcripción del japonés corresponde en mayor o menor grado a los versos en español.

La mente del gran sabio de la India (Chikudo daisen no shin) es íntimamente transmitida de Oeste a Este (tozai mitzuni aifusu).
Entre los humanos hay sabios y tontos (Nikon ni ridon ari), pero en el sendero no hay ancestros del Norte o del Sur (do ni namboku no so naschi).
La fuente es sutil, clara y luminosa (Reigen myony koketari).
Las corrientes tributarias fluyen a través de la oscuridad (Shiha anni ruchususu).
Apegarse a lo que hay es ilusorio (Ji wo shusuru mo moto koro mayoi).
Dar con lo absoluto no es todavía despertar (Ri ni kano mo mata sotori ni ara zu).
Todos y cada uno de los fenómenos (Mommon issai no kyo), interactúan y a la vez son cada uno lo que son (ego to fuego to).
Un mismo entramado que nunca deja de ser diferente (Eshite sarani aiwataru), manteniendo cada cosa lo que de suyo le toca (shikara zare ba kurai ni yotte jusu).
La visión distingue la forma que aparece (Shiki moto shitsuzo wo kotonishu), el sonido discierne lo agradable de lo desagradable (sho moto rakku wo kotonisu).
En la oscuridad todas las palabras son lo mismo (An wa jochuno oto ni kanai), en la luz se distinguen lo bien y mal dicho (mei wa seidaku no ku wo wakatsu).
Así como una criatura vuelve al seno de la madre (Shidai no sho onozukara fukusu), así los cuatro elementos regresan a su naturaleza (kono so no haha wo uru ga gotoshi).
El fuego es cálido, el viento mueve (Hi wa nesshi kaze wa doyo), el agua es húmeda, la tierra dura (mizu wa uruoi chi wa kengo).
Los ojos ven, los oídos oyen (Manako wa iro, mimi wa onjo), lo salado y amargo pasan por la lengua (hana wa ka, shita wa kanso).
De acuerdo con todos y cada uno de los fenómenos (Shikamo ichi-ichi no ho oite), una misma raíz extiende sus ramas (ne ni yotte ha bumpusu).
Lo uno y lo otro retornan al gran silencio (Hommatsu subekaraku shu ni kisu beshi); la discordia y la concordancia tienen cada una su palabra (sompi sono go wo mochiu).
En la luz se encuentra la oscuridad (Meichu ni atatte an ari), pero no hay que ir tras la oscuridad (anso wo motte o koto nakare).
En la oscuridad se encuentra la luz (Anchu ni attate mei ari), pero no hay que ir tras la luz (meiso wo motte miru koto nakare).
Luz y oscuridad son un mismo par (Meian ono-ono aitaishi te), como los dos pies cuando andan uno tras de otro (hisuru ni zengo no ayumi no gotoshi).
Cada fenómeno contiene lo suyo (Bammotsu onozukara ko ari), y está con todo relacionado en lugar y función (masani no to sho to wo iu beshi).
Todo lo que hay se ajusta como una caja y su cubierta (Ji sonsure ba kangai gasshi), y lo uno se encuentra con lo múltiple a la manera de dos flechas en el aire (ri ozure basempo saso).
Escuchando las palabras debes de penetrar en su sentido (Koto wo uke te wa subekaraku shu su esu beshi), sin imponer tu sentido a las cosas (Mizukara kiku wo rissuru koto nakare).
Si no ves el sendero (Sokumuku do wo ese zumba), simplemente no lo ves, aunque sobre él camines (ashi wo hakobu mo izukunzo michi wo shiran).
La práctica no es un asunto de andar lejos o de estar cerca (Ayumi wo susumure bagonnon ni ara zu); envuelto en las ilusiones, las montañas y los ríos son un estorbo para ti (mayote senga no ko wo hedatsu).
Respetuosamente digo a quienes aspiren al Despertar (Tsutsushin de sangen ni hito ni mosu),
no desperdiciéis vuestro tiempo ni de noche ni de día (koin munashiku wataru koto nakare).